Todo un paraíso en plena capital Tinerfeña. El oasis del dulce, de la repostería y del buen gusto. El edén de los golosos, mi nirvana. Gracias a Jonay, que hace tiempo que me recomendó la Pastelería Ruiloba, y a mi amiga Begoña (afortunada por haber probado ya alguna de sus delicias) he tenido la gran fortuna de conocer un lugar mágico.
Ya os hablé de este sitio en el vídeo de Blogueros Cocineros de Canal Cocina ¿os acordáis? Si, esa pastelería-cafetería donde la chica que nos atendió conocía el blog.
Para allá nos encaminamos, Bego y yo, una calurosa y sofocante tarde hacía, lo que es para mi, hoy por hoy, una de los mejores rincones de la isla. Antes de contaros nada fijares en alguno de los detalles de este dulce espacio.
Nada más entrar pensé que había viajado en el espacio y hasta creí que me encontraba en el Magnolia Bakery de New York (sé que es mucho soñar, pero es lo más cerca que hasta ahora he podido tener esa sensación). Eché de menos allí los famosos cupcakes del Magnolia, pero tiene mucho de lo que presumir.
Este lindo sitio nos lo encontraremos en la Calle de los Sueños (acertadísimo el nombre de la ubicación de este espléndido local), nº 1; en Santa Cruz de Tenerife.
Un local diminuto, decorado con un papel en la pared (¡¡PRECIOSO!!) en tonos muy sobrios y elegantes. Es entrar y antojársete todo lo que tus ojos alcanzan a ver. Explosión de colores y de sabores.
En este rincón encontramos tres zonas bien diferenciadas.
A mano derecha la zona de los panes. Allí encontramos infinidad de ellos integrales, de cereales, baguettes, pan de molde... y de galletas y pastas (todavía recuerdo el sabor de la de cacahuete...
En la zona central encontraremos diferentes productos en venta como mermeladas (me volvió loca la de pétalos de rosa, la próxima vez que vaya me hago con un botecito), latas metálicas para galletas (absolutamente preciosas y de diferentes tamaños), caramelos de diferentes formas y sabores, azúcares de colores...
Ya en la parte izquierda nos encontramos con la zona destinada a cafés y tés. Con infinidad de pasteles (caseros y alemanes), regalices (el de mango es toda una delicatessen y exquisitez) y las nuages (nubes) multicolores, no he probado todas pero la que más me gustó, de las que si caté, es la de limón.
Gracias a Bea, la niña que nos atendió las dos veces en la que hemos estado allí. ¿Os acordais cuando os comenté que me lleve una gran sorpresa cuando haciendo el reportaje de una pastelería la chica con la que hablé conocía el blog MDT? Pues es ella, Bea. Tremendamente agradable y con el don de saber llegar a la gente. Nos explicó todo lo que allí podíamos encontrar y dándonos su opinión personal (valiosa para mí y en la que he coincidido con ella). Muchísimas gracias por toda la información y por tu amabilidad. Nos volveremos a ver infinidad de veces, no lo dudes.
Un local diferente, original, auténtico, acogedor, agradable, genuino. No os lo podeis pasar si visitais la isla.