Se acabó el reto del libro de este año dedicado a Marian Keyes y a su "Salvada por los pasteles". No obstante se me han quedado varias recetas en el tintero que quiero hacer así que alguna receta de este libro seguiréis viendo en el blog. Si queréis ver, hacer y probar todas las recetas que ido preparando a lo largo del año pásate por aquí.
Esta receta ya anuncia que las Navidades están muy cerca y sería un regalo estupendo para una amiga, pariente, vecino... y quedaréis como reinas y reyes con este dulce. Yo los he elaborado tal y como se describe en el libro pero os aconsejo que lo preparéis en un solo rulo porque los biscotes han quedado un tanto pequeños para mi gusto.
Nos ha gustado muchísimo el contraste del sabor del cacao con el de los pistachos, mezcla que nunca probé y que combina a la perfección. Son mis primeros biscotes, mejorables en aspecto aunque el sabor era delicioso. Como es bastante improbable que encuentres aceite de pistacho lo podemos sustituir por aceite de oliva, que es lo que yo he hecho y que Marian recomienda en su libro.
Ingredientes:
- 120 grms de harina.
- 1/2 cucharadita de levadura química (8 grms aproximadamente).
- 3 cucharaditas de Cacao puro en polvo Valor.
- 75 grms de azúcar.
- 25 grms de mantequilla fría en dados.
- 1 huevo.
- 1 cucharada de aceite de pistacho, o en su defecto aceite de oliva.
- 40 grms de pistachos ya pelados y partidos por la mitad.
- 50 grms de chocolate con más del 70% de cacao troceado.
Preparación:
Tamizaremos la harina, la levadura y el cacao en polvo, finalmente añadiremos el azúcar. Agregaremos la mantequilla y lo mezclaremos todo con la yema de los dedos hasta que la masa adquiera un aspecto terroso. En un cuenco batiremos el huevo y el aceite y luego añadiremos los ingredientes secos que antes hemos unido. Mezclarmos bien. Echaremos los pistachos y los trozos de chocolate y removeremos para que quede todo bien repartido. Enharinaremos la superficie de trabajo y dividiremos la masa en dos. Con ayuda de las manos haremos dos cilindros de unos 25cm de largo y unos 4-5 cm de ancho. Colocaremos los cilindros sobre un silpat o papel de horno y os hornearemos a 160º, con calor arriba y abajo, durante 20 minutos. Pasado este tiempo los sacaremos del horno y reduciremos la temperatura a 150º. Con un cuchillo de sierra cortaremos cada cilindro en seis o siete trozos de igual tamaño. Esta operación hay que hacerla con delicadeza ya que la masa aún está muy blanda y frágil. Separaremos cada biscote de los demás y luego los meteremos otra vez en el horno unos 10 minutos para que se sequen. Finalmente los sacaremos del horno y dejaremos que enfríen por completo para que se endurezcan.