26 febrero 2010

Espaguettis con Pesto de Espinacas - Regalo de Galletas Decoradas

Otro nuevo plato de pasta. ¿Os acordais del libro de Canal Cocina de la pasta? ¿Y de la receta que ya preparé del mismo de espirales con higaditos de pollo? Como bien os dije entonces, tenía en mente preparar otra que me llamó muchísimo la atención. Una receta de pasta con pesto de rúcula, pero... ¿por qué no de espinacas? Pese a que la rúcula me encanta por su toquecillo picante y amargo, tenía bastantes espinacas en casa y decidí preparar el pesto con este ingrediente. Qué deciros... altamente recomendable. Riquísima, seguro que repetis.

Ingredientes:

- 400 grms de espaguettis.
- 65 grms de espinacas.
- 125 grms de piñones
- 50 grms de parmesano rallado.
- 120 grms de aceite de oliva virgen extra.
- 1 diente de ajo.
- Sal.
- Agua.

Preparación:

Pondremos a cocer los espaguettis en abundante agua salada y con un chorrito de aceite, el tiempo que indique el fabricante. Para la salsa trituraremos los piñones junto con el ajo y las espinacas, salaremos. Es el momento de añadir el aceite y batir todo para conseguir una mezcla homogénea. Agregar el queso y volver a mezclar, conservar en la nevera hasta que tengamos cocidos los espaguettis. Emplatamos poniendo la pasta en el plato con un poquito del caldo de su cocción y añadiremos el pesto de espinacas. Sevir de inmediato.




Gracias a Gemma y al sorteo, del que resulté ganadora, que realizó en Navidades (avatares de la vida, del tiempo o de Correos) impidieron que pudiese degustar sus galletas decoradas con glasa. Pero Gemma tuvo el detallazo de mandarme las galletitas que hizo para San Valentín. Mirad, mirad que bonitas. Solo puedo deciros que están divinas. Gracias Gemma.




Fijaros en el detalle de la glasa con brillos.

Y esta linda galletita me la regaló Bea, cuando quedamos la última vez. Qué ilusión me hizo. ¿Te acuerdas de mi cara desenvolviendo mis paquetes de Amazón? ¿Y cuando me diste tus regalines? Un abrazo muy fuerte para Bea por el mal trago que le están haciendo pasar. Estamos tod@s contigo.



21 febrero 2010

Garbanzos con Langostinos

Hoy un señor plato de cuchara y nada menos que de la mano de María Luisa. Para los que no la conozcais, que sereis pocos, deciros que su blog es estupendo, creativo y con unas recetas que son toda una tentación. Pese al handicap del gluten, no nos privamos de nada, tanto dulce como salado.
Si ya la gente se volvió loca con el pan de plátano ni os cuento como está este plato salado. Y no, no pongais cara de extrañados ¿garbanzos y langostinos juntos?,Si, y está de rechupete. El día que lo prepares hazte con una buena hogaza de pan para untar bien, pero bien el plato. Os aseguro que os quedareis con ganas de más. María Luisa, se te echa de menos a tí y a tus recetas. No obstantes, somos fervientes seguidores tuyos y aquí estaremos al pie del cañon esperando tu ansiado regreso.

Ingredientes:

- 400 grms de garbanzos (de bote ya cocidos vienen genial).
- 250 gmrs de langostinos crudos.
- 1/2 cebolla.
- 2 dientes de ajo.
- 2 cucharadas de pan rallado.
- 1 cucharadita de pimentón.
- 1 hoja de laurel.
- Sal.

Preparación:

Sino utilizamos los garbanzos ya cocidos, poner los garbanzos en remojo con 12 horas de antelación. Hervir los garbanzos hasta que estén tiernos (yo lo hago en la olla expres durante 15 minutos). Pelar los langostinos y hacer un fumet con las cáscaras y cabezas. Pasarlo luego por el chino y apretando bien para que suelten todos los jugos y el sabor. Reservamos el fumet. En una cazuela poner aceite y los dientes de ajo picaditos. Cuando empiecen a coger color, separamos del fuego y añadimos el pimentón, rehogando bien. Volvemos a poner en el fuego y añadimos ahora los garbanzos y el de pan rallado. Agregar el fumet y darle unos hervores. Se rectifica de sal y por último añadimos los langostinos, que deben estar muy poco tiempo, pues el marisco se seca si se hace demasiado. Servimos inmediatamente y espolvoreamos con perejil picadito.




18 febrero 2010

Restaurante Sinfonía

Muchas eran las ganas de ir al Restaurante Sinfonía. Llevaba meses intentando hacer un hueco en la agenda para poder visitarlo, ver el local y degustar su comida. Y por fín llegó el día. Lo cierto es que está ubicado en una calle lejana y no hay un cartel por fuera que te indique dónde está, menos mal que iba con una guía estupenda y con ella íbamos a tiro hecho.


El restaurante tiene dos zonas, entramos por una puerta que daba a una zona más informal pero comimos en la parte más elegante. Con unos colores naranjas, muy agradables.
He de decir que la comida fue estupenda, jugosa y deliciosa pero no nos gustó el trato. Para empezar la carta no era muy explícita y cuando al camarero le pedimos que nos lo explicara a poco más y se echa a reír ¿¿?? Finalmente nos enteramos de cómo iba el menú y pedimos. Estuvimos casi 2 horas para comer y eso que solo había tres mesas, el resto estaba vacío.

La presentación del plato era preciosa.

La variedad de panes que nos ofrecieron, riquísimos:

Ensalada de conejo relleno de membrillo y queso de cabra con tofu de chalota.

Sabéis que adoro las ensaladas y esta era perfecta. Con una combinación de carne y ese dulce-salado; resultó increíble.

Otra ensalada deliciosa que tuvimos la oportunidad de degustar fue:

Ensalada de queso caliente y piñones.

Como platos fuertes:

Secreto ibérico con berenjena.

Solomillo de cerdo con una guarnición de patatas.

En su punto, más bien poco hecho, como a mí me gusta.

Y los esperados postres. Así como toda la comida estaba riquísima, los postres nos decepcionaron y bastante. Para empezar no tenían ninguno de los de la carta y mira que quería probar la Mousse de gofio, praliné de avellana, manises y chocolate al 70%. Todo un chasco.

Coulant de chocolate.

Cremoso de chocolate blanco.

Desde mi punto de vista, la comida espectacular (salvo los postres) pero no me gusto ni la atención, ni el trato que recibimos.
En el menú entraba la bebida y el camarero nos trajo una botella de vino tinto fría (de nevera, tal cual), eso sí, un Ribera del Duero. La cual nos dejó en la mesa por si queríamos servirnos más (detalle ¿no?). Esto tenía truco, y qué truco, que nos la coló pero bien. A la hora de pagar nos cobraron la botella (si, si la botella de nevera y empezada) y el servicio de cubierto ¡Qué! ¿Cómo te quedas? Como nosotras con la boca abierta y con ganas de no volver. Esta es mi experiencia y creo que no repetiré.

 

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